Érase una vez un general de voz aguda y pantalones bombachos que vivía en las Canarias. Un buen día se subió a su dragón rápido, a ver si podía salvar España del comunismo. Mientras el malvado comunismo quemaba iglesias, el general trajo moros de África y bombas de Alemania, que al final, salvaron a los españoles. Los que quedaban, claro. Y colorín colorado, pero no demasiado colorado, este cuento se ha acabado.
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